Cuando van a cumplirse próximamente dos años del gobierno de PSOE-IU en el Ayuntamiento de Utrera, queremos reflexionar sobre la situación provocada por quienes no respetaron nunca a l@s emplead@s municipales.
El equipo de gobierno municipal, con el Sr. Villalobos a la cabeza (consciente y conocedor de todo) entraron en la casa consistorial queriendo arrasar con lo que había, desconfiando de todos los empleados (o casi) eliminarlo todo ( lo bueno y lo malo) y sin tener en cuenta la experiencia, profesionalidad y buen hacer de una plantilla municipal experta, curtida en mil batallas y honrada. O sea, reinventar el Ayuntamiento. Casi ná. Hemos sido despreciados, ninguneados e ignorados por una apisonadora de derechos, conseguidos a través de muchos años de lucha.
Han hecho con los empleados lo que les ha venido en gana, han modificado los puestos de trabajo a su antojo, le han subido el sueldo a quienes les hacen el trabajo sucio ( a los de su cuerda) y se han pasado las normas y los reglamentos por donde les ha parecido, hasta de sus "cien medidas de gobierno" ¿¿remunicipalización??.
Quieren pasar a la historia antes de tiempo, con demasiadas prisas. Parece que no tengan mucha confianza en ellos mismos. Han batido todos los records en la historia democrática de este Ayuntamiento. Jamás en tan poco tiempo ha habido tantas protestas, quejas y descontento. Nadie había conseguido en casi 40 años unir a todos los sindicatos clamando por derechos y temiendo por su futuro. Pero lo más triste de todo es que no han reconocido nunca el más mínimo error en su gestión (ni en público ni en privado). Y algo mal habrán hecho, ¿no?
El resultado de todo esto a la vista está. Trabajadores descontentos, desmotivados y cabreados. Protestas a las puertas del Ayuntamiento y la bola de nieve engordando.
Solo pedirles a nuestro gobernantes un poco de reflexión y autocrítica, un poco de respeto a los derechos de los trabajadores. Todavía hay tiempo (cada vez menos), para volver al principio, para devolver lo sustraído, para volver a sentarnos alrededor de una mesa y hablarnos con respeto y consideración; para parar esto. En sus manos está.
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