Trescientos mil

No hay nada peor que un mundo sin cultura, un país en la ignorancia o un gobierno iletrado. Por eso los socialistas construyeron veintidós mil escuelas en España durante sus gobiernos en aquellos años treinta, tan conflictivos como contradictorios.

 Porque Fernando de los Ríos o Rodolfo Llopis soñaban con un país formado, instruido, educado. Y porque la cultura juega a favor de la inteligencia, a veces del optimismo, otras del pesimismo de la conciencia. Pero, créanme, juega a favor de la razón y, desde luego, del progreso.

Subir del ocho por ciento al veintiún por ciento el IVA de los teatros está llevando al hundimiento a las artes escénicas, a muchos actores que ya contemplan vacías las salas y la desesperanza en los techos de un futuro que ya no existe.

Unos trescientos mil espectadores menos al mes calculan que han dejado de venir a las salas por el mero hecho de la subida de este impuesto indirecto. Y aún nos faltan más, créanme: la recesión nos ha llevado a tener que ahorrar en aquello que parece más prescindible. Es decir, la cosa es peor. Por eso se atribuye sólo a la subida del IVA la ausencia de trescientos mil menos asistentes, butacas vacías, silencio.

Qué buen ejemplo de la escasa sofisticación de un Gobierno de España, cuyo ministro de Hacienda no sabe qué es la cultura. Y no sabe, siquiera, el servicio al valor añadido, al crecimiento, que produce especialmente para lugares como la Villa de Madrid.

La verbigracia de darse cuenta que el Ministerio de Cultura no existe, ni se le espera, ni tiene en departamento alguno programa de cultura que nos lleve por la formación y el entendimiento, pero también a favor del empleo y de la industria.

Trescientos mil espectadores menos al mes que el mismo mes del año anterior pone los pelos de punta. Los escalofríos de aquellos que creen en la cultura son similares al dolor de los que piensan que el desarrollo nace de sectores con demanda alta como el de las artes escénicas.

Volvemos hacia atrás sin remedio. Nos escondemos tras las cifras del paro y no vemos sus causas. Artistas, guionistas, iluminadores, directores, tantos en el desempleo, buscando algún lugar donde ganar algo para pagar después.

Pasen y vean el espectáculo de un Gobierno del Reino de España, sin norte ni concierto, sin sueños, ni razón, ni inteligencia. Instalado en el disparate, y, hablando de teatro, en el esperpento. 

@AntonioMiguelC Diario Progresista