Le empieza a salir el tiro por la culata al gobierno del PP
El razonamiento de Rajoy era el siguiente: Aquí convocan una huelga general, estos chalaos la pierden y ya tenemos la Reforma Laboral "colocá pa los restos".
Pues mire usted, estos chalaos no van a consentir que nos marquen los tiempos. Estos chalaos somos para empezar a hablar, los 50.000 que hemos salido a la calle este domingo en Sevilla, los 160.000 en Andalucía y los dos millones largos en toda España...
Os invito, como he hecho en la alocución fnal tras la manifestación de este domingo en Sevilla, a pensar en cualquiera de los derechos que los trabajdores teníamos hasta ahora: salarios, jornadas, funciones, localidad... Pues bien, sabed que desde el día 10 no los tenemos.
Desde el día 10, nuestros derechos los han puesto en manos de los empresarios cuyo patrón, Juan Rosell, anda por ahí diciendo que la Reforma Laboral nos acerca a Europa.
No hay país en Europa al que hayan dejado tan en mantillas en materia de derechos como a nosotros tras la entrada en vigor del decreto de Reforma Laboral.
Tras la entrada en vigor de la Reforma en nuestro país, los pocos derechos que nos quedan a los trabajadores nos emparentan con aquellas zonas del mundo donde el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han puesto sus garras: África, Sudamérica, el sudeste asiático...
Este no es precisamente el viaje a Europa que ensalza y pondera Rosell, sino el regreso, con todas sus armas y bagajes, de la derecha española de siempre. Con el mismo tufillo dictatorial y la misma pelusa rancia y apestosa que conservan quienes nunca creyeron en la igualdad ni en los derechos de todos los ciudadanos.
La derecha que se frota las manos con denuedo desde hace dos meses es la misma derecha que se ha cargado, a lo largo de la historia, desde la Constitución de Cádiz de 1812 hasta el aroma de libertad que supuso la llegada de la Segunda República en 1931.
En la trastienda, los mismos sátrapas de siempre: la iglesia, los banqueros, los ricos que mantienen el dinero a buen recuado y a los que nadie mete mano... en definitiva los que nunca han tolerado que este país saque los pies del tiesto en materia de libertades y derechos individuales.
Que nadie crea que lo que nos queda por delante es fácil. La cuestión está ahora en no bajar la guardia ni un solo día. Pero que tampoco ellos se crean que van a poder darse el paseo triunfal del que presumían en Sevilla en su Congreso este fin de semana.
En nombre de su mayoría absoluta, se mueven con impunidad y quieren laminar cualquier atisbo de contestación. Pero me da en la nariz que empiezan a intuir, cuando repasen los vídeos de la gente que hemos salido este domingo a la calle en 57 ciudades de este país que ni sus infamias, ni sus insidias, ni sus mentiras ni su mala leche van a conseguir amilanarnos.
Mirad cómo se han puesto apenas hemos convocado las primeras protestas. Se han puesto como locos a buscarnos las cosquillas por mil flancos y con todas las baterías políticas, económicas y mediáticas apuntándonos.
¿Qué no serán capaces de hacer cuando se vayan dando cuenta de la que le vamos a ir montando a partir de ahora?
¿Qué harán cuando se convenzan de que no vamos a rendirnos?
Ahí los quiero ver.
El razonamiento de Rajoy era el siguiente: Aquí convocan una huelga general, estos chalaos la pierden y ya tenemos la Reforma Laboral "colocá pa los restos".
Pues mire usted, estos chalaos no van a consentir que nos marquen los tiempos. Estos chalaos somos para empezar a hablar, los 50.000 que hemos salido a la calle este domingo en Sevilla, los 160.000 en Andalucía y los dos millones largos en toda España...
Os invito, como he hecho en la alocución fnal tras la manifestación de este domingo en Sevilla, a pensar en cualquiera de los derechos que los trabajdores teníamos hasta ahora: salarios, jornadas, funciones, localidad... Pues bien, sabed que desde el día 10 no los tenemos.
Desde el día 10, nuestros derechos los han puesto en manos de los empresarios cuyo patrón, Juan Rosell, anda por ahí diciendo que la Reforma Laboral nos acerca a Europa.
No hay país en Europa al que hayan dejado tan en mantillas en materia de derechos como a nosotros tras la entrada en vigor del decreto de Reforma Laboral.
Tras la entrada en vigor de la Reforma en nuestro país, los pocos derechos que nos quedan a los trabajadores nos emparentan con aquellas zonas del mundo donde el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han puesto sus garras: África, Sudamérica, el sudeste asiático...
Este no es precisamente el viaje a Europa que ensalza y pondera Rosell, sino el regreso, con todas sus armas y bagajes, de la derecha española de siempre. Con el mismo tufillo dictatorial y la misma pelusa rancia y apestosa que conservan quienes nunca creyeron en la igualdad ni en los derechos de todos los ciudadanos.
La derecha que se frota las manos con denuedo desde hace dos meses es la misma derecha que se ha cargado, a lo largo de la historia, desde la Constitución de Cádiz de 1812 hasta el aroma de libertad que supuso la llegada de la Segunda República en 1931.
En la trastienda, los mismos sátrapas de siempre: la iglesia, los banqueros, los ricos que mantienen el dinero a buen recuado y a los que nadie mete mano... en definitiva los que nunca han tolerado que este país saque los pies del tiesto en materia de libertades y derechos individuales.
Que nadie crea que lo que nos queda por delante es fácil. La cuestión está ahora en no bajar la guardia ni un solo día. Pero que tampoco ellos se crean que van a poder darse el paseo triunfal del que presumían en Sevilla en su Congreso este fin de semana.
En nombre de su mayoría absoluta, se mueven con impunidad y quieren laminar cualquier atisbo de contestación. Pero me da en la nariz que empiezan a intuir, cuando repasen los vídeos de la gente que hemos salido este domingo a la calle en 57 ciudades de este país que ni sus infamias, ni sus insidias, ni sus mentiras ni su mala leche van a conseguir amilanarnos.
Mirad cómo se han puesto apenas hemos convocado las primeras protestas. Se han puesto como locos a buscarnos las cosquillas por mil flancos y con todas las baterías políticas, económicas y mediáticas apuntándonos.
¿Qué no serán capaces de hacer cuando se vayan dando cuenta de la que le vamos a ir montando a partir de ahora?
¿Qué harán cuando se convenzan de que no vamos a rendirnos?
Ahí los quiero ver.
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