CON NUESTRA LIBERTAD, NUESTROS DESEOS DE JUSTICIA Y DE IGUALDAD, QUE NI LO SUEÑEN.
Reconozco que me es difícil mantener el control de la indignación, de la rabia que me produce la impudicia, la desvergüenza, el descaro insultante con el que mienten una vez tras otra los miembros del gobierno y los distintos portavoces del PP.
Reconozco que me indigna la utilización perversa que hacen del lenguaje recurriendo a las necesidades más perentorias de los ciudadanos (el empleo, la asistencia sanitaria, su situación de dependencia o las necesidades educativas).
Intentan justificar así sus imposiciones como si fueran medidas necesarias, inevitables, imprescindibles... Como si fueran las únicas posibles para salvaguardar nuestros derechos en un futuro. Es decir, nos convierten en damnificados de sus políticas por nuestro bien, a su pesar.
Reconozco que me indigna que pretendan justificar el pago de los medicamentos, acusando a los jubilados de tirar toneladas de ellos sin usar. Como si los jubilados tuviesen acceso a los medicamentos a capricho y no mediante prescripción médica.
Reconozco mi rabia cuando acusan a las universidades, de manera ruin, de gestionar los recursos públicos sin control de ningún tipo, y a los estudiantes de ir a la universidad a pasar el rato. Y así pretenden justificar una subida de tasas que hará imposible el acceso a la universidad a un número cada vez mayor de hijos de trabajadores.
Reconozco que no soporto que espoleen la xenofobia que se esconde tras la argumentación de que los inmigrantes y los extranjeros son responsables de gran parte del gasto sanitario y que por lo tanto, deben ser excluidos de la atención sanitaria. Es decir, anteponen una medida de ahorro a los derechos humanos más elementales.
Reconozco que me es imposible entender sin sacarme de quicio, que pretendan convencernos de que reducir el profesorado y aumentar el número de alumnos por aula a los niveles de los 80 no va a afectar negativamente a la educación de nuestros niños y jóvenes. Y encima que lo hagan con argumentos que son un auténtico insulto a la inteligencia.
Reconozco cómo crece en mi la agresividad contra quienes, amparándose en la mayoría absoluta democrática, atentan contra las propias reglas del juego democrático pretendiendo anular la libertad de expresión en los medios públicos, rompiendo los compromisos para la elección del presidente del consejo de RTVE y, como intentan hacer, privatizando o eliminando las televisiones autonómicas que no controlan.
Creo que la dedicación, con verdadero ahínco, del Partido Popular en estos cuatro meses a expropiar derechos laborales, sociales y ciudadanos, y a restringir las libertades civiles rechazando el diálogo social, político, parlamentario e imponiendo golpe a golpe, mentira tras mentira, su modelo económico y social, nos aboca a una ruptura de la convivencia. Porque están destrozando las reglas de juego de las que no hemos ido dotando a lo largo del periodo democrático.
Reconozco que me es difícil mantener la calma, mi opción personal por el activismo social pacifista, ante la situación a la que el gobierno del PP nos está condenando a la mayoría de los ciudadanos. Ahora se impone como nunca la reacción, es necesario pararlos, y solo podemos hacerlo los trabajadores, los ciudadanos.
No se trata solo de defender nuestros derechos.
No se trata solo de defender una educación pública, universal y accesible para todos.
No solo se trata de defender una sanidad pública y gratuita para todos.
No solo se trata de defender derechos ciudadanos y libertades.
Se trata de defender un modelo de convivencia social que nos ha permitido, en poco tiempo, ser un pueblo más libre, con mayores niveles de justicia y de igualdad que a lo largo de toda nuestra historia.
Creo sinceramente que estamos obligados a pelear por nuestro derecho a la libertad, a la justicia, a la igualdad. Porque sin libertad, justicia ni igualdad no es posible la dignidad. Ni ninguno de los otros derechos que nos están arrebatando.
Este próximo domingo, día 29 de abril cada uno, cada una, saldremos a la calle a decirles que no les vamos a dejar jugar con nuestra Educación, con nuestra Sanidad, pero sobre todo con nuestra ansia de libertad, justicia, e igualdad.
Y el 1 de mayo volveremos a hacerlo. Y a dejarles claro que a ningún poder económico, ni a ningún gobierno a su servicio, les vamos a permitir que nos arrebaten nuestros derechos ni nuestra dignidad.
M.P.
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