La víspera de la huelga, a media tarde ya, se comentaba en twitter y en facebook la sorprendente capacidad profética de un tal Hermann Tertsch, en su día responsable de Opinión del diario “El País” y desde hace unos años tertuliano habitual de Telemadrid y otras televisiones de extrema derecha. Sin cortarse un pelo. Tertsch había dejado ya grabado su análisis sobre los resultados de una huelga de 24 horas… que aún no había comenzado. Por supuesto su análisis era que la huelga había sido un fracaso.
Sabiendo eso y viendo este jueves las portadas de los periódicos, escuchando algunas radios.. puede uno imaginarse perfectamente que los titulares más llamativos, las frases más rebuscadas, los planteamientos más ofensivos… todo eso estaba ya pensado e incluso elaborado en las redacciones antes de que transcurriera la jornada de huelga y tuvieran lugar las multitudinarias y exitosas manifestaciones a las que tantos de nosotros tuvimos el honor y el orgullo de asistir.
Pero les da igual. Ellos van a lo suyo: demonizar la huelga, intentar convertirla en un atentado contra el país y contra los españoles y repetir una y mil veces que no sirve para nada, que somos unos violentos y que los piquetes tal o los piquetes cual. Lo que hacen esta pandilla de peligrosos radicales (ellos son los radicales, ellos son los peligrosos y no quienes utilizamos los instrumentos legales que tenemos a nuestro alcance para, como ciudadanos, defender nuestros derechos) es confundir los intereses de España con los de los grandes poderes económicos, los de loa mercados especulativos, la banca y las grandes fortunas.
Se empeñan en criminalizar el derecho constitucional a tener empleo, a contar con una vivienda, con una protección por desempleo si estás en paro… Aunque esto no significa nada nuevo por otra parte. Sinceramente, me hubiera extrañado que no hicieran lo que han hecho. Lo raro habría sido que hubieran admitido que las manifestaciones fueron multitudinarias y los datos de seguimiento muchísimo mejores de lo que hubieran deseado.
La verdad es que después de la Huelga General temíamos una campaña descomunal desde los medios. Una campaña negando la existencia de la huelga, con ausencia de fotografías de las manifestaciones y respaldando las tesis del Gobierno según las cuales la huelga no existió y las manifestaciones tampoco. No nos han defraudado.
Como tampoco lo ha hecho la Delegación del Gobierno en Andalucía, por ejemplo, que afirma que en toda la Comunidad hubo unas cien mil personas en las manifestaciones. Si desglosas sus propias cifras serían 120.000 y si lo miras por provincia sale otra cifra diferente. Algunos medios como el ABC pusieron en boca del Gobierno 65.000 personas. Un patético galimatías, una vergonzosa manipulación que se ha practicado, por sistema, en todas las Comunidades Autónomas.
Por no hablar de la ridícula y escandalosa manera de intentar contrarrestar el menor gasto de consumo eléctrico al mantener encendidas las farolas callejeras durante toda la jornada en muchos municipios del país. A pleno sol.
El gobierno manipula institucionalmente las cifras de la huelga y de las manifestaciones y para ello cuenta con muchos medios que le respaldan. Medios que tergiversan sin pudor las informaciones, escatiman fotos, demonizan a las organizaciones sindicales y refrendan las tesis gubernamentales con la eficacia del mejor gabinete de imagen.
Todo esto a mi me parece muy grave porque el Gobierno y aquí en nuestra Comunidad Autónoma su representante, que es la Delegada en Andalucía, tienen la obligación legal de no mentir a los ciudadanos. Pero mienten e intentan confundir.
Y además, no contentos con ello, a partir de hoy iniciarán una campaña como suelen ser sus campañas: cansinas, pesadas, reiterativas y propagandísticas... Campañas en las que, con la mayor de las caraduras, intentarán convencer a quienes hicimos huelga el 14N y a quienes estuvimos en las manifestaciones que no, no hombre, que no, que la Huelga General no existió. Así se las gastan, insultando no ya nuestra inteligencia sino incluso nuestra memoria.
Por eso hoy más que nunca los trabajadores tenemos que utilizar medios alternativos a los tradicionales para poder tener acceso a una información objetiva que permita a cada uno contrastar las informaciones de uno y de otro, los análisis y sacar sus propias conclusiones. El seguimiento hoy de cualquier acontecimiento que cuestione las políticas del Gobierno es absolutamente imposible a través de los medios tradicionales.
Las redes sociales, internet, nos brindan hoy la posibilidad de recuperar la capacidad de análisis. Es imperiosamente necesario hacer un ejercicio de búsqueda de información objetiva. La mayoría de medios como ABC, El Mundo, La Razón… han optado en lugar de por informar, por convertirse en meros medios de propaganda de la política oficial de la derecha obviando la objetividad informativa y olvidando que la información objetiva juega un papel fundamental en la democracia y en la defensa de los derechos cívicos, laborales y sociales de los colectivos con mayores dificultades.
Al igual que el gobierno abandona, con las políticas que pone en marcha, a estos colectivos la derecha mediática, al abandonar sus responsabilidades con una información objetiva, está olvidando que su papel es fundamental para quienes no tienen voz.
Me aterran los Herman Tertsch que proliferan por ahí y que, me consta, avergüenzan a tanto buen profesional del periodismo como existe incluso en aquellos medios que parecen haber apostado por convertirse en meros panfletos, altavoces de los intereses de quienes machacan día tras día los derechos de los ciudadanos.
M.P.
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