Los ejércitos en la antigüedad rara vez se enfrentaban a la batalla sin conocer previamente el pronóstico sobre el resultado que hacían sus augures, tras los sacrificios adivinatorios o propiciatorios oportunos.
Próximas ya las elecciones autonómicas del 25 de Marzo, uno tiene la sensación de que en 20 días los andaluces nos jugamos, no solo la posibilidad de un cambio democrático de gobierno, sino un profundo cambio de modelo económico, social, de los avances alcanzados desde el autogobierno y el crecimiento de nuestra identidad como comunidad.
Creo además que en Andalucía se va a jugar de nuevo la reconfiguración del nuevo modelo autonómico para este país, como ocurrió con la configuración del actual modelo, posibilitado a partir del referéndum del 28 de febrero de 1980 y por el que Andalucía accedió a la autonomía plena.
La derecha española y andaluza entonces, incluido algún insigne líder actual, porque aquí la derecha no ha cambiado apenas ni de liderazgo en treinta años, se oponían a una autonomía para Andalucía equivalente a las de las comunidades históricas, y el pueblo andaluz en referéndum peleó por la igualdad y la ganó.
La derecha española y andaluza actual pretenden, bajo el paraguas de la crisis económica que todo lo cubre y lo encubre, una reconfiguración del modelo autonómico frente al derroche en el que se han convertido las autonomías (FAES dixit).
“El cambio que Andalucía necesita” según el PP no habla, por supuesto, de ninguna de las tres cuestiones básicas a plantear: el modelo económico, el modelo social y el autonómico.
El PP en Andalucía presenta “el cambio que Andalucía necesita”, como la gestión desde el gobierno de la Junta de un “programa reformista” que, como ya he apuntado, tras analizar su programa electoral nada tiene que ver con políticas de recorte, ajustes, pérdidas de derechos laborales, despidos de empleados públicos o cierre y liquidación de servicios públicos por privatización o por extinción sin más.
El PP andaluz justifica “el cambio que Andalucía necesita”, básicamente en tres razones:
1. Los socialistas llevan tres décadas al frente de la Junta. El hecho de que esto sea así porque los andaluces los hayan votado elección tras elección, al igual que no han votado a la derecha, es una cuestión secundaría.
2. Los socialistas son los responsables de la crisis económica, que aquí a diferencia de lo que ya ocurre en el resto de España, sigue sin ser una crisis internacional. Es andaluza y la culpa es de la mala gestión de los socialistas al frente de la Junta.
3. Los socialistas son los responsables directos de que hayan perdido el empleo medio millón…. de andaluces desde que comenzó la crisis, y que otro medio no encuentre el empleo que necesita. En el resto de España, como es sabido, el hecho de que siga creciendo el paro y que, según el gobierno, vaya a hacerlo aún mas, ya no es culpa del gobierno. Allí ya no hay socialistas gobernando.
La gestión socialista al frente de la Junta es para el PP el más claro ejemplo de despilfarro, corrupción y paro. Por supuesto nada que ver con lo ocurrido en Valencia, Baleares u otras comunidades gobernadas por ellos.
La corrupción en torno a los Eres es, a tenor de lo que proclaman a diario, el mayor proceso de corrupción de la historia de este país, solo concebible y puesto en marcha por los demonios socialistas del sur.
Y bien, ¿En que consiste el cambio?. Pues al parecer simplemente en trasladar a Andalucía, que el negocio es el negocio, y que el único camino de salvación es aceptar de manera resignada, a la andaluza, que derechos laborales, ciudadanos, sociales, y servicios que protejan nuestras necesidades, son una quimera que los andaluces debemos olvidar cuanto antes, pues no nos los podemos permitir. Ya está bien de vivir por encima de nuestras posibilidades. Ahora se impone el cambio que Andalucía necesita: que la inmensa mayoría renunciemos a nuestros apenas disfrutados derechos, para restituir sus ancestrales privilegios a la derecha andaluza. En definitiva, el cambio aparece como un viaje de retorno a la Andalucía que nunca debió cambiar.
Si acaso algo más, desde Andalucía se puede trabajar y mucho, para acabar con el cáncer autonómico este país
La derecha española, que en menos de tres meses ha demostrado su aventajada capacidad para destruir a granel derechos ciudadanos, sociales y laborales configura en la campaña electoral a cualquier precio, el escenario perfecto para ganar las elecciones en Andalucía, y así, acabemos embarcados sin remisión en un modelo económico y social que garantizará los privilegios de los de siempre a costa, como siempre, de los derechos de la inmensa mayoría.
M.P
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