Carta de ida (sin vuelta), al Ministro de Hacienda y Asesor Personal del Reino de España

Es inadmisible que un político que ha sido elegido por el pueblo tenga la fea costumbre de faltar a la verdad. Hace un muy flaco favor a la sociedad que representa. Ni que decir tiene que atenta contra los pilares mismos sobre los que se sustenta nuestra democracia. La confianza depositada en él por la ciudadanía desaparece y si el resto de miembros de su partido, o del conjunto del Parlamento donde desarrolla su función, no muestran su malestar o lo reprueban, el parecer general de la sociedad es que están siendo participes, y colaboradores necesarios, de ese plante, de esa farsa o, como es el caso, de esa mentira.

Esta reflexión toma forma ante las afirmaciones del Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, el Señor Montoro, ante el Congreso de los Diputados, el pasado día 23 de octubre, en el debate de las enmiendas de totalidad a las cuentas públicas para 2013 en donde dijo que : "El Presupuesto de 2013 es el más social de la historia de la democracia española porque dedica 63 euros de cada 100 a gasto social".

¿Un ejercicio de cicatería, de superioridad intelectual o de quebranto científico? Alguna explicación debe existir.

Lo cierto y verdad es que la afirmación realizada por Montoro le costaría un suspenso, y de los grandes, a cualquier alumno universitario. O acaso no hacemos un flaco favor al estudio serio y riguroso, cuando analizamos la realidad a nuestro antojo y hacemos uso partidario de datos y fórmulas.

Pareciera como si al Sr. Ministro se le hubiera olvidado, de un plumazo, la experiencia acumulada en esos años de tribunales de oposición y de tesis doctorales.

Sr. Montoro, usted sabe que la objetividad es la base para construir conocimiento científico. En las ciencias sociales son necesarias y en las técnicas de análisis presupuestario también.
Sr. Montoro, usted sabe que su afirmación es falsa, por que no es posible confundir el todo con la parte, porque si se suman churras con merinas se obtienen ovejas… pero de dos razas, Sr. Montoro.

Y eso ha querido usted: decir lo que ha dicho…por si colaba. Y no cuela. A pesar de su tenaz verborrea. A pesar de su interés por ser alumno aventajado de la estrategia en la que se ha instalado el PP. A saber: lo importante no es lo que pasa sino cómo se cuenta. La obsesión no es sacar a los españoles de la calamidad sino la propaganda. Mucha propaganda.

Porque, usted, muy bien sabe que cuando excluimos los intereses de la deuda de los Presupuestos Generales del Estado – que suponen 38.000 millones de euros-, en su estado de gastos lo que obtenemos es el porcentaje que usted referencia para políticas sociales. Pero claro, si mantenemos la partida de intereses, ese porcentaje se reduce hasta el 56%. Y claro, con este porcentaje, los PGE que usted defiende nunca jamás podrán ser los más sociales de la historia de la democracia.

Queda patente que usted ha pretendido emular a Esperanza Aguirre, cuando afirma que:

“España es una gran nación con 3.000 años de historia. Eso tienen que saber los niños”

Y claro, hace 3.000 años la península ibérica estaba poblada por íberos y celtas.

Sr. Montoro usted ha quedado a muy baja altura, y creo que, cuanto menos, debería pedir perdón. No fue una equivocación. En su afirmación existe una intencionalidad política. Pero no todo vale en la acción y el fragor político.

No es posible tratar a los representantes del pueblo como a auténticos atrofiados intelectuales. Ellos, ustedes, nos representan y nosotros, la población española, nos merecemos el mayor de los respetos y de las consideraciones.

Tiene una muy digna responsabilidad. Le ruego actúe en consecuencia, pida perdón, rectifique y no trate de tomarnos más el pelo. Lo que hay en juego es más serio que todo eso. Es el futuro y el bienestar de sus conciudadanos.

Manuel Pastrana